"El Monarca" (Pte. Perón 6920, M. Coronado, Tres de Febrero)
Temprano esa noche, nos juntamos en la puerta de la casa de Fer (cuando todavía no era manager de la banda), algunos
de los que luego formaríamos “La Barra de Palermo”.
Después de subirnos al 39 y al Urquiza, llegamos alrededor de las 12:00 hs. a Coronado sin saber con que nos íbamos
a encontrar. Ni siquiera sabíamos que esperar.
Cerca de la 1:30 hs. Comenzó a tocar La Churrasquera y a eso de las 3:00
hs. Cardo Santo. Hubo mucho tiempo para ponerse en tono, convengamos que las bebidas
del Monarca tienen precios muy accesibles.
Durante todo el recital hubo una comunión de papelitos, banderas y muchas ganas de poguear. El Monarca rebalsó de gente
ese día.
Al comenzar el recital se notaba el miedo escénico de toda la banda por estar tocando ante todo un local lleno de gente
y de expectativas. Pero no duró mucho, al poco tiempo se podía ver como disfrutaban de darnos ese concierto, como gozaban
e iban formando, éste, “El Comienzo del Nunca Acabar”.
Toda la garra puesta sobre el escenario se reflejó abajo, donde todos saltamos y disfrutamos de canciones, que aún
no conocíamos.
No sólo fue una fiesta durante el recital, sino que lo siguió siendo en el festejo luego del recital, donde es inevitable
mencionar el famoso grito de Santana por querer volverse a Lacroze y la “Jamón-Queso”.
Realmente después de aquella noche no sólo me fui satisfecho por la música durante el recital, sino por la fiesta que
es Cardo Santo en cada tarde o noche que sale “a balear a la razón”
y no deja que a ninguno nos “corten las alas”.
La fiesta que viví ese día se repitió y se repite en cada recital del Cardo y esa FIESTA no sólo es euforia,
es también el poder, según el estado de ánimo: saltar, gritar, cantar, compartir, golpear ó simplemente escuchar, compartir
un buen momento con amigos.
Son todas esas posibilidades juntas las que crean en mí la necesidad de ir a verlos a donde sea.